"Busco a don «Cheché»" (facsímil bestiarista)

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Es común en el Bestiario nutrirse de textos periodísticos con algunos años de longevidad. Con base en fragmentos de declaraciones, preguntas rebuscadas y lugares comunes hallados en extensas jornadas de arqueología periodística, construimos nuestras biografías, reseñas y especiales. En los más de tres años que llevamos en esta labor hemos encontrado todo tipo de material escrito y gráfico: precarios excesos en la prosa, rebuscadas figuras que pretenden emular grandes plumas, desatinos periodísticos de todo tipo, capitanes de equipos disfrazados de marineros, pero nunca, nunca, un texto que al leerlo dijéramos con pleno convencimiento: «nos plagiaron».

Así reaccionamos en días pasados cuando nos topamos con la crónica que da cuenta de la llega a Bogotá del joven futbolista tumaqueño Álvaro Saya. Cuando ya nos disponíamos a contactar a nuestro departamento legal con el fin de iniciar las acciones correspondientes, caímos en cuenta de que difícilmente podía configurar un plagio un artículo publicado en 1987. Más bien nos encontrábamos ante una obra visionaria, profética, que 18 años antes de que arrancara este proyecto ya recogía, y con lujo de detalles, el espíritu bestiarista. Esto nos motivó a poner a disposición de nuestros lectores la totalidad de un texto más bestiarista que una dupla técnica conformada por Felipe Nery Franco y el «Polaco» Escobar dirigiendo una selección fantasma en el Orange Bowl.

10 Replies to “"Busco a don «Cheché»" (facsímil bestiarista)”

  1. Dos preguntas:

    ¿Cuál es el presente de este personaje?
    ¿Jugar en Millonarios sigue siendo el sueño de las muchachadas tumaqueñas?

  2. Entonces…al fin que paso con este man? Lucio el trapo azul en el campin o se quedo con el afro hecho? Yo creo que…no. Pero aunque sea pudo vivir y comer gratis en la capital por su buena temporada, tal vez tambien aprendio a leer y a escribir-

  3. Está un "poquito nada más" pedante el último fragmento del comentario de Gonzalito Jr.

    Y en cuanto a la crónica, jejejeje, si que parece un plagio. Yo creo que Siempreconusted es el que sin estar consciente de ello forjó su prosa y estilo a imagen de las bizarras crónicas sólo posibles en la revista de un equipo como Millonarios. Este muchacho Saya no lo distinguía pero sospecho que llegó con 7 pesos y se fue con 7 centavos de Bogotá.

  4. Interesante la segunda pregunta de Feloarias. Da pa doctorado en sociologia de las negritudes del pacifico. Yo creo que millos ya le tuvo que dejar el puesto al america y al nacional en cuanto a popularidad por esos mares.

  5. Tumaco y Popayan son fortines azules aun, la otra vez entrevistaba Chemas al Tigre Castillo cuando sus goles en Godoy Cruz antes de la lesion y el decia que alla todavia era mayoria la hinchada azul, que de hecho el unico en la familia que habia salido americano era el. Yo tambien estuve hace unos 3 años por alla y se veia mucho azul, seguido de los americanos.

    Aun asi es una pena que con la quiebra de los azules cuando se murio Gacha, se hayan perdido todas esas escuelas de formacion que tenia por todo el pais y que surtian sus inferiores, yo creo que el muchacho le dieron el adios del club por ahi a inicios de los 90 cuando empezaban las malas que han seguido en los azules hasta ahora y con esa belleza de presidente que se mandan, pior.

  6. En los mejores días de Gacha y Edmer Tamayo funconaban se destacaban también las escuelas de Cartago y de Medellín.

  7. En ese artículo me parece que hay una que otra incongruencia (además de varios errores ortográficos). Por ejemplo, recuerdo perfectamente que en 1987 un pasaje en bus costaba $10 y una gaseosa de 266 ml $20 (no como las de ahora que son de 350 ml). Entonces ni idea cómo hizo Saya para llegar a Santa Bárbara con solo $7, porque en ese tiempo tuvo que haber tomado cuando menos unos 3 buses (y tan fino ’Cheché’ viviendo en Santa Bárbara…).

    Además, hace 21 años las monedas de centavos ya llevaban un buen tiempo sin circular.

    De alguna forma la historia de Saya me recuerda a algunas personas que subían a los buses a pedir limosna valiéndose de argumentos poco menos que rebuscados.

    Tal parece que el pobre Saya nunca participó de un partido oficial, ni siquiera con las divisiones inferiores, luciendo el color azul y blanco.

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